El 1-0 contra Alianza Atlético de Sullana no es solo una derrota más, es una confirmación de que este equipo de Sporting Cristal no reacciona ni en lo futbolístico ni en lo mental. La falta de reacción tras el gol de penal al minuto 51 mostró una vez más las carencias de un equipo que muestra, sin lugar a dudas, que ya les han ganado la moral y que ha perdido totalmente la identidad ganadora que siempre vivió en el Rímac. La falta de carácter es alarmante y se ha convertido en un problema que va más allá del fútbol.
La nostalgia nos trae, entonces, a equipos cerveceros que – confiando en sus capacidades, aunque estas fueran pocas o discretas – podía encajar un gol en contra y empezar a trabajar, con paciencia, con criterio, en remontar ese marcador. Hoy eso no existe. Desde que se sancionó el penal tras el VAR, todos – jugadores, Jorge Soto y la hinchada – supimos que la remontada (e incluso la igualdad) iba a costar el mundo entero. No tanto porque el equipo no pueda sino porque ha perdido totalmente el convencimiento de que puede.
Paulo Autuori tomará el control del plantel mañana lunes, pero lo que le corresponde no será solo táctico, será principalmente mental. ¿De qué sirve mejorar la defensa si la cabeza del jugador está rota? Mientras tanto, la decepción de la hinchada es palpable y cualquier esperanza vana de que los legítimos reclamos iban a menguar gracias a la llegada del brasileño ya se fue por donde vino. El Apertura está perdido, lo estaba hace ya varias semanas, y lo único que podemos esperar es que Autuori haga valer la idea de que su equipaje venía cargado con experiencia y carácter y logre despertar al equipo de este letargo. Lo que queda de este torneo, que Cristal ya perdió hace semanas, debe servirle únicamente como partidos de preparación para generar un equipo que pueda luchar por el único objetivo real que le queda al club: ganar el Clausura. Así como suena.
En sus palabras apenas pisó tierra peruana, antes del partido, Autuori prometió trabajo. Es claro que no tenía idea de cuánto trabajo necesita. Ahora ya lo debe saber. Y es que este Cristal necesita más que simples ajustes tácticos; necesita una reconstrucción mental completa.
Y el tiempo esta vez no es nuestro aliado. Este jueves, la Copa Libertadores nos presenta otro reto gigante con Cerro Porteño en Asunción, y la ansiedad es grande. ¿Qué podemos esperar de este equipo que ya nos ha fallado tantas veces? La desconfianza se apodera de todos y deja en solitario a una débil esperanza de que Autuori, mediante alguna decisión acertada, logre al menos recuperar algo de la mentalidad ganadora que parecía perdida. Hay quienes confían pero, tan extrema es la situación en lo negativo, que hay inclusos quienes creen que la principal arma de Cristal frente a Cerro Porteño es el viejo adagio de que «técnico que debuta, no pierde». Así estamos.
En otro momento, la llegada de un nuevo técnico a Sporting Cristal generaría expectativas altísimas. No sólo de títulos sino de récords, de campañas memorables. Las que enfrenta hoy Paulo Autuori son mas bien bajas para lo que es Sporting Cristal. Apenas si se le está pidiendo que tome los despojos que dejaron las decisiones de Joel Raffo y Guillermo Farré y haga con ellos algo decente, que por lo menos tenga en conciencia la camiseta que viste y lo que la historia le exige. Es poco pero, tan mal estamos, se ve realmente difícil y esperamos que el hombre esté a la altura. Cristal hoy necesita más que promesas. Necesita resultados. Es hora de que el equipo demuestre que puede cambiar de una vez por todas. La hinchada ya no espera excusas. Ya no hay tiempo para promesas vacías.