Nostalgia.
Nostalgia de cuando Irven Ávila era un delantero peligroso. Nostalgia de cuando Sporting Cristal era un equipo temible en ataque. Nostalgia de cuando nuestro mediocampo regalaba fútbol. Nostalgia de cuando Sporting Cristal no sólo mostraba superioridad sino que la plasmaba en el marcador.
Ha sido bueno ganar. Sobre todo para cortar la racha negativa de derrotas y empates. La para, en ello, ha servido. Lo preocupante es que da la impresión que si no fuera por ese tiro imposible que Christian Ortiz sacó de Dios sabe dónde, el partido hubiera terminado igualado. No es tanto que nos fallemos goles sino que, de tanto fallar, terminamos dudando de la misma capacidad del equipo de hacerlos. Sport Rosario, temible en el Rosas Pampa, demostró ser poco más que un cuadro aplicado en el Gallardo. Complicó poco aunque con profundidad, bien hubiera podido anotar un gol que nos habría complicado en exceso. Pero Cristal se muestra torpe. Como aquellos muchachos a quienes los agarra el crecimiento y de pronto no están en la posibilidad de controlar adecuamente sus extremidades. Así.
Ante la nostalgia no queda sino aferrarse a la esperanza. Esperanza de que sí, en efecto, este Cristal está pasando por un periodo de acomodamiento. Que más pronto que tarde va a terminar de encontrarse, va a terminar de manejarse adecuadamente y, por fin, va a ser lo que todos esperamos que haga.
No te demores en eso, querido Sporting Cristal.
poco a poco se ha ido perdiendo la confianza entre los jugadores sobre la forma de jugar, un claro ejemplo minuto 85, viana quiere salir jugando con un defensa creo chaves, lo aprietan y regala la pelota, genera peligro en nuestra area,a la sgte jugada los defensas se muestran para salir jugando desde el piso y viana molesto los manda a subir qe la va mandar larga, y muy molesto los mando a rodar, dudo qe vuelva a salir jugando viana con los defensas qe tenemos
En algún comentario antiguo hice la observación sobre lo que tarde o temprano pasaría con Viana y nuestros defensas. Y efectivamente, eso ya se empezó a notar el sábado con la descripción que haces y que muchos también vimos. Era obvio. El chileno tiene otra preparación, seguramente ha jugado con defensas más solventes a los que le puede pasar la pelota con seguridad. Acá se tocan de nervios y la pierden muy fácil. En el medio también la regalamos y ya son varias las veces que veo al rival ensayar de lejos para «colgar» a Viana, aprovechando que sale bastante lejos de su arco.
Es ocioso a estas alturas seguir con el tema defensivo. Se ha hablado de eso hasta el hartazgo, con lo que tenemos ahora es imposible corregir, por más que se empeñen la falta de aptitud para el puesto seguirá pasando factura y los goles del rival seguirán llegando más por errores propios que por acierto de ellos.
Soy lector habitual del diario El Comercio y en su sección deportiva siempre presto especial atención a la columna del periodista argentino Jorge Barraza, quien hasta el 2015 fue editor en jefe de la revista de la CONMEBOL, la cual fue suprimida por un tema de presupuesto.
Si bien es cierto que una que otra vez no he estado de acuerdo con sus apreciaciones (especialmente cuando le aflora demasiado lo argentino), en general el tipo es lúcido y sabe su chamba. Traigo esto a colación porque a raíz del muy buen triunfo de Perú contra Uruguay por las eliminatorias, Barraza escribió su columna con el título “Ganar alegra, jugar bien enorgullece”.
No es motivo de este comentario detallar el artículo ya que lo pueden buscar por internet.
Lo que me queda es el título, contundente y perfectamente aplicable a lo que vengo viendo en Cristal en los últimos 4 años. Y ahorita nomás, apenas el sábado, con ese triunfo aburrido y lacónico sobre un modestísimo Sport Rosario. Y sí pues, podemos esbozar alguna mueca de alegría por victorias así, o quizás, una sonrisa discreta por aquellos campeonatos del 2014 y 2016. Pero, acaso, ¿podríamos inflar el pecho ante lo que vemos en la cancha?
Como hinchas, evidentemente siempre estaremos alegres cuando gane Cristal pero ¿y el juego? ¿dónde queda el juego? ¿podemos sentirnos orgullosos?
Luego de un engañoso comienzo, Cristal ha vuelto a ser más de lo mismo y el juego no aparece. Chemo sigue experimentando tratando de encontrar un equipo, igual como hicieron antes Ahmed y Soso, quienes regalaron medio año y nos facturaron una eliminación temprana en Copa Libertadores antes de acomodar las piezas (más o menos) para obtener sendos campeonatos que, la verdad, dejaron conformes a muy pocos.
Parece que con Chemo la historia puede repetirse. Aunque creo que este año la pelea por el campeonato será más dura ya que me parece que los rivales tradicionales darán más trabajo que en años anteriores y en cuanto al plano internacional, ganar todo lo que queda de local y sacar algún resultado favorable en La Paz o Santos será labor titánica si seguimos jugando así.
Otro tema preocupante es el recambio generacional, la gran apuesta de Cristal. ¿Dónde están los muchachos? Por lo que sé, 12 se fueron prestados (¿?). Sandoval va camino a diluirse y Aquino, hombre de selección, come banca. No se explica. Cuando regrese Cazulo, fijo que Abram vuelve a la suplencia. Cabe anotar que tanto Abram como Sandoval no son celestes “químicamente puros” ya que uno vino del Regatas y el otro de la San Martín respectivamente. El formativo no da señales de vida todavía.
No creo en Chemo como antes no creí ni en Ahmed ni en Soso. Del Solar tiene todavía tiempo por delante para demostrar que los que lo apoyan no se equivocan.
Los triunfos de este Cristal provocan una resignada sonrisa pero no hay aire para inflar el pecho.