Hay derrotas y derrotas. Algunas, de las que sabemos tanto en los últimos años, resultan vergonzozas por que te ganaron con contundencia, porque te humillaron, porque demostraron que eres débil y porque muestran todas tus carencias.
Existen otras que no revisten toda esa carga. Son distintas porque no muestran debilidad ni implican humillación. Son aquellas que se generan debido a que en el futbol, la mayoría de las veces, alguien tiene que ganar.
La idea es que, si es que te toca perder, la derrota no tiene que ser una humillación. Por el contrario, debe ser resultado de un esfuerzo grande del que te ganó y debe quedar la certeza de que, en otro partido con las mismas fuerzas, el resultado podría tranquilamente ser otro.
Ayer en Chiclayo se dio una de estas últimas. Cristal jugó muy bien. Con falencias, claro, porque no se puede reconstruir todo en dos o tres semanas. Pero perdió igual y es que, claro, el partido en un momento se salió de las manos debido a un jugador rival que está en un muy buen nivel y a un arbitraje que tuvo una decisión equivocada que condicionó todo.
Pero, más allá de eso, yo ayer ví un Cristal que mostró uno de los mejores juegos que ha dado en los últimos años. Presionando, copando la cancha, con precisión en los pases, con criterio al momento de rotar el balón, retrocediendo la pelota cuando el panoraba se cerraba para abrir el juego y buscar al jugador cervecero que mejores posibilidades ofrecía. Los primeros 30 minutos del partido fueron excelentes porque Cristal, con lo que es y con lo que le falta, aplicó un dominio asfixiante a uno de los mejores equipos del campeonato. Luego de un leve despertar del local, el primer tiempo lo terminó dominando Cristal, imponiendo condiciones y mostrando personalidad.
Inclusive en el segundo tiempo, a pesar de las contrariedades que se nos vinieron, Cristal no optó por arrodillarse y esperar que no nos llenen la canasta. Intentó pararse bien y apostar a su propia capacidad más que al milagro para guardar el empate. No se pudo lograr pero, ¿sabes una cosa? Si hubiera estado en Chiclayo habría aplaudido a este equipo al terminar ese partido porque no se guardó nada e intentó hasta donde le fue posible.
Luego de años en que nos superaban sin problemas y sin susto, ayer se vio un equipo que – aún con nueve hombres – siempre buscó hacer daño. Muestra de eso es que, con dos hombres más y todo, luego del segundo gol Aurich se tiró atrás a buscar su mínima ventaja. Estaba de local, al frente tenía un equipo de nueve hombres y en cualquier otro momento habría ido con todo a alargar la diferencia. Pero, claro, hay un detalle. Ayer ese equipo fue Sporting Cristal y estaba formado por jugadores que cada vez se muestran más contagiados por una mística que se origina en el banco. Una mística que está trayendo, poco a poco, todo aquello que se supone que debemos ser. Con dos hombres más y todo, Aurich se tuvo que tirar atrás por que reconoció que al frente estaba Cristal (el de siempre) y no podía darse el lujo de arriesgar un partido que tuvo que ganarlo con más suerte que esfuerzo.
Y es que a Cristal le faltó esa dosis extra de suerte que siempre es necesaria. Desde que Marcio Valverde se lesionó sólo (fractura del quinto metatarsiano del pie derecho por el cual lo operan mañana y estará unos cuantos meses lejos de las canchas, otra vez) el partido se le marcó difícil más por cosas que no podía controlar que por aquellas que dependían de su propio juego.
¿Por qué perdió, entonces? Por que el frente estaba ese jugador chiquitín que esta jugando una barbaridad: Chiroque. Fue el quien era el único que podía escaparse de la férrea presión que Cristal impuso en el primer tiempo y fue él quien ocasionó los dos goles. A eso súmale que Rivera jamás pudo controlarlo (y eso que Rivera es un buen jugador) y eso le costó la roja. Chiroque se escapó varias veces y ocasionó el rebote que marcó el empate chiclayano y dio el pase para que Tejada, cambiando el sentido del balón, marcara el segundo dejando sin reacción a Erick que ya se había jugado para el otro lado.
Lógicamente que falta más, cervecero. Si no hubieran cosas que mejorar no estaríamos en la posición que estamos. Si no hubieran cosas que mejorar entonces estaríamos hablando de otras cosas. Reynoso tiene aún muchas cosas que solucionar pero yo tengo que celebrar no este resultado sino el hecho de que ha recuperado ese orgullo, esa peligrosidad que siempre debe llevar la camiseta celeste a donde quiera que vaya. Es cierto que aún no ha ganado un partido pero, más allá de los resultados, el partido de ayer me dejó la seguridad de que estamos en un camino correcto y que si había un momento en el cual es imperativo tener paciencia y dar mas aliento que nunca, ese momento es ahora.
Cristal pudo haber perdido tres puntos más pero ha ganado algo más importante que eso. Ha ganado el retorno de una personalidad ganadora. Aquella que llevamos perdida hace mucho tiempo.
¿Algo más?
Si, unas cuantas cositas.
1. Hace varias semanas les dije que esta parte del fixture es la más dificil de todo el campeonato y se preveía que nos iba a costar mucho sumar puntos. Justo en estas circunstancias ha llegado Reynoso. No es justo presionarlo como si él hubiera cogido el equipo en la etapa más fácil y no lograra sumar puntos. Si te has dado cuenta, los tres partidos que ha jugado los ha hecho contra tres de los rivales más difíciles del campeonato. Así que, aún hay que darle crédito por esto. El siguiente partido, contra CNI, es quizá el más accesible de todos estos y esperemos que se pueda ganar. Luego viene irse a Huánuco, recibir a San Martín e irse a Huancayo. Así que no te olvides que la etapa dificil aún va a continuar un par de semanas más.
2. La expulsión de Wenche – motivada directamente por la justa expulsión de Rivera – fue exagerada de todo punto de vista. Fernández salta con los brazos estirados como saltan todos los jugadores. No es necesario que te explique, los jugadores saltan así porque se impulsan con los brazos y por que se protegen la cabeza también. Montes no saltó junto con Wenche, Montes saltó despues de Wenche y él se chocó con su brazo. Carrillo – con quien llevamos ocho partidos consecutivos sin poder ganar – entendió codazo en un contacto típico del fútbol y nos fregó el partido.
3. Lo de Marcio es preocupante. El año pasado jugó poco porque primero un jugador de la Vallejo le rompió el tobillo derecho. Recuperado de esa, y sin poder jugar, en el entrenamiento se rompió el otro tobillo. En la pretemporada también se lesionó de la rodilla y ahora se rompió el pie. Ya desde el año pasado, cuando se lesionaban todos, nos cuestionábamos respecto a si la carga de la preparación física era la adecuada. Pero lo de Marcio no sólo parece ser eso. Tal vez sea inclusive un problema de nutrición el que le ha aumentado la posibilidad de lesión. Por lo pronto, su recuperación va a demorar, cuando menos, unos cuatro meses.
4. Chiroque jugó en Cristal allá por el 2005 cuando lo trajo Bauza. El jugador no llegó a despegar nunca porque, al igual que Valverde, se paraba lesionando. No soportó las cargas de entrenamiento que le dieron en La Florida y jugó poco. Igual recuerdo un gol suyo anotado a Estudiantes de La Plata en la Copa del 2006. Fuera de eso fue poco lo de su paso por La Florida.
5. Desde la llegada de Reynoso, los rendimientos de Palacios y Lobatón han vuelto a ser sumamente destacables. Daria la impresión que, ahora que el resto del equipo muestra sacrificio y seriedad, estos dos referentes se sienten más cómodos y más dados a mostrar ese plus que tienen y que los diferencia del resto. Ayer fue excelente lo de Lobatón durante todo el partido.