Si había alguna forma de meterle un golpe a la ilusión de la hinchada cervecera, este equipo de Rivarola la encontró.

Me quedo con dos imágenes que grafican el momento de Sporting Cristal.
- Luego del segundo gol de Melgar, la celeste se lanzó con todo en busca del empate. ¿Saben quienes destacaban en el ataque cervecero? Espínola y Vílchez. No subieron a cabecear un corner o un tiro libre. Subieron en plena jugada por que la delantera de Cristal … debió estar en otro estadio.
- La pelota luchada adelante generó un lateral en ataque a favor de Cristal. Héctor Cruz Cheng – delantero centro – va desesperado a sacar el lateral. Al frente tenía a Advíncula quien, bien marcado, pedía el balón. Más atrás estaba el muchacho Torrejón que no se animaba a pedir la pelota. Cruz lanzó el lateral de cualquier manera buscando a Torrejón que no se movió de su sitio. La pelota, lanzada a un lugar vació con la esperanza de que Torrejón corra y la tome, cayó al gramado, dio dos botes y quedo sin dueño hasta que vino un defensor del dominó y la revoleó lejos. Advíncula reprochó a Cruz por no darle la bola, Cruz reprochó a Torrejón por no correr y Torrejón no dijo nada por que, creo yo, en el fondo agradeció que esa bola caliente no haya quedado en su responsabilidad. Esos dos muchachos fueron los cambios que Rivarola mandó a la cancha como el golpe de timón que, supuestamente, nos debería ayudar a doblegar a Melgar.
Claro, no faltará el optimista que dirá que si el árbitro cobraba uno de los dos penales que dejó pasar o si entraba ese remate de Lobatón que chocó en el palo, ahora estaríamos hablando de otra cosa. Y, bueno, hay que reconocer que así como Melgar ganó bien, Cristal también hubiera podido ganar. Pero el drama, amigo mio cervecero, ya no pasa tan sólo por lo que dice el marcador al final del partido. El drama está puesto en lo que muestra este equipo más allá del resultado, en lo que creemos que puede mostrar a lo largo de este año y en su capacidad de tentar los objetivos que siempre están trazados en Cristal.

En ese sentido, si bien los partidos preparatorios dejaron dudas que fueron fácilmente disipadas con la refrita afirmación de “estamos saliendo de la pretemporada”, este partido ha sido una cachetada durísima para todo Cristal. Un baño de realidad que nos demuestra que el equipo no es lo que dicen que es ni está tan bien como queremos que esté.
Entonces, yo no me quejó por que los remates de Melgar entraron y los de Cristal no. Yo me quejo por que en 90 minutos no he visto a Cristal tener un esquema claro ni un orden reconocible. Porque tiene en su plantilla jugadores que tienen, mínimo tres temporadas en primera, y siguen jugando como si fueran juveniles o siguen queriendo que se les exija sólo como juveniles. He visto a Yotúm y a Advíncula correr como loquitos sin saber que hacer cuando llegan al final de la cancha. Advíncula menos aún que Yotúm quien, por lo menos, intenta alguna diagonal o sacar un centro respetable. Si esto no fuera fútbol (meter el balón al arco) y fuera rugby (correr como loquito hasta la linea de fondo), Advíncula sería un jugadorazo. Pero la cantidad de balones que se le juega y la poca eficacia que muestra en todos los partidos nos enrostran que el supuesto “mejor jugador” de nuestra cantera es un producto más de la prensa. Ni Advíncula es tan bueno ni nosotros estamos como para pelear el campeonato. Y esto es preocupante por que el moreno ya tiene 22 años y debería ser un jugador consolidado. Pero no lo es. Su juego no soluciona nada y a estas alturas, que ya tiene ganas de emigrar, debería cuando menos mostrar alguna solución. Ya está grandecito como para que le tengamos que aplaudir los piques y las carreritas. ¿Y el fútbol, cuándo?

He visto a Ximénez – otrora verdugo en el área chica – languidecer presa de un sistema absurdo que le obliga a tener que bajar casi hasta el círculo central a buscar balones por que no hay quien le de pelota. ¿No hay? Bueno, en realidad sí pero … Verás, en teoría, las pelotas para Ximénez y Escalada – que no apareció en todo el partido – tendrían que dárselas Yotúm o Advíncula. Es decir … no hay.
He visto a Espejo como una versión más ligera de Edwin Pérez, acompañando los ataques de Melgar como espectador privilegiado de cada jugada mistiana. Lo he visto acompañar sin animarse a quitar, sin animarse a imponer orden y respeto en ese mediocampo celeste donde el visitante siempre la ha tenido fácil.
No he visto, eso sí, una determinación. Cristal no juega al centro preciso – por que no tiene centros precisos -, Cristal no juega al toque corto – por que no tiene quien toque -, Cristal en realidad no juega a nada. Y uno se pregunta si Rivarola es consciente de que tiene mucho, muchísimo, que demostrar por que vino acá sin cartel y muchos en la tribuna no se explican (no nos explicamos) que hizo para sentarse – y quedarse sentado – en el banco cervecero a parte de pedir menos sueldo que los otros candidatos.

Por eso es que el gol de Cristal vino de la única forma en que este equipo que no juega a nada puede anotar: con la pelota parada. Ante León, gozamos de un autogol. Ante América no pudimos con un equipo de 10 hombres. Ante Arsenal sólo un tiro libre nos dio la victoria. Ante Melgar tuvo que ser otro tiro libre. Porque queda claro que, jugando – o eso que hace este equipo y algunos llaman jugar al fútbol -, no va poder marcarle a nadie.
Y, claro, si al frente tienes un equipo de Melgar que, sin haber podido realizar una pretemporada con comodidad, apostó al orden defensivo como única carta y tuvo un arquero en una muy buena tarde … pues entonces la ecuación se resuelve sola.
Quisiera, de verdad, poder enlistar los “errores” de Cristal. Decir, aquí y acá esta el error y esto es lo que hay que trabajar pero … de sólo empezar me doy cuenta que esta lista no acaba nunca. La defensa aún está débil, falta alguien que cree fútbol, los laterales no culminan jugadas (no saben sacar un buen centro), el mediocampo defensivo no existe, el mediocampo de creación es un recuerdo, los delanteros mueren de hambre y cuando bajan no son peligro, al equipo le falta precisión en pases cortos, le falta precisión en pases largos, le falta criterio a la hora de atacar, le falta criterio a la hora de definir, sus corners son pateados de cualquier manera, etc, etc, etc.

Y encima, en un partido dificil y ante una tribuna hostil, el técnico no tiene mejor idea que mandar dos juveniles que, nerviosos y asustados, no atinaron a nada.
¿Qué se ha hecho en el entrenamiento de este equipo? ¿Por qué los laterales – que aparentemente son la principal arma del equipo de Rivarola – sacan tan pocos centros y todos los sacan mal? ¿Qué se está haciendo para arreglar eso? ¿Acaso no se sabía desde ya la falta de marca en el mediocampo de Cristal? ¿O es que el técnico recién se dio cuenta en este partido que cada ataque rival llega con total facilidad hasta la defensa?
En fin.
Un drama por donde lo mires. Y que, coincidirás conmigo, va más allá del resultado. Cristal pudo haber ganado pero yo seguiría teniendo los mismos reparos que te comparto hoy.
Lo que se va haciendo más fuerte es la certeza de que, una vez más, hemos perdido otro año. Alguno dirá que me apuro en calificar así a este equipo pero yo siento que no estoy exagerando. Y estoy convencido, además, que los partidos que vienen van a confirmar esto que les dijo hoy. ¿Saben por qué? Por lo que les dije al inicio. Esto es una cachetada de realidad. Y en algún momento debemos empezar a dejar de mentirnos.
Este equipo no está ni hecho ni en camino de estarlo. Son sólo jugadores que corren detrás de un balón sin ninguna idea fija. Es un grupo con el que recién hay que empezar a trabajar, al que recién hay que darle forma. Este grupo está para trabajarlo. No está para pelear campeonatos ni para disputar puntos de visita. No está para pararle el carro a los compadres ni a los equipos que se han reforzado en serio. Estamos para pelear sólo los partidos de locales que jugemos contra Comercio, Cobresol, Cienciano, Huancayo, Boys o Sullana. Ojo, “de locales” por que de visita no creo que les demos mucha pelea. Por lo pronto, ya mostramos que de locales, ante Melgar, no pudimos. Estamos solamente para volver a quedar en media tabla y esperar, por favor, no vernos implicados en la baja.
De repente, con mucho trabajo y algo de suerte, a mitad del año podamos ver que estamos para tentar el último cupo a la Sudamericana. De repente.
Habrá que ver nomás si Rivarola es el hombre para eso. Si tiene la experiencia y el conocimiento para coger este grupo e intentar hacerlo un equipo.
Porque, vamos, para tener un equipito ordenado, la plantilla si nos da. Tenemos jugadores de selección que tal vez puedan ayudarnos a levantar el nivel. Pero nada más. A este equipo no se le puede pedir triunfos. Lo más probable es que este fin de semana, ante Boys, tampoco podamos. Los rosados, a diferencia de nosotros, mostraron tener alguna idea de juego. En eso nomás ya están mucho mejor que nosotros.
Entonces, ¿ya no se le va a exigir nada a este grupo? No, al contrario. Se le va a exigir todo. Ya no victorias porque quedó claro y sabemos que no dan para tanto. Pero si mejoras. Por lo menos en algo. En teoría cada fecha se tendría que jugar algo mejor, cada fecha tendría que haber un error menos. Quien sabe así, quizá, en algunos años volvamos a tener un equipo respetable.

¿Y si no es así?
Pues los pasos al costado no deben demorar en darse. Si no puede hacer que este equipo empiece a corregir errores, Rivarola no debería durar más de cinco partidos en ese banco. Y con él debería salir alguien que dijo a inicios de año que iba a ser el responsable de todo esto. Sin embargo, ayer no se le vio en el estadio. Juan Carlos, ¿estas viendo todo esto?