La Cancha: Sporting Cristal 0 – Los Chankas CyC 1

Un 0-1 que dice todo. Cualquier otro resultado habría sido incoherente con el presente de Sporting Cristal. Un equipo que juega mal, que no se encuentra, que acumula malos rendimientos y que, ante un rival limitado pero aplicado como Los Chankas CyC, terminó exactamente donde su momento dicta.

Esto ya no es solo el fracaso de un equipo: es el fracaso de una forma de gestionar al club. La era Innova Sports no es únicamente incapaz; es perniciosa. No hablamos sólo de una “mala temporada” —de esas hubo incluso entre los años buenos— sino de una involución institucional. Lo que se decidió en estos cinco años nos trajo hasta aquí: decisiones erráticas, dirección técnica sin norte, cambios absurdos, postergación de jugadores que podían aportar y, en paralelo, la ilusión rota de una hinchada a la que hoy le cuesta incluso querer estar.

El Gallardo lo evidenció: menos gente, desapego, bronca. Y para completar el cuadro, respuestas desde los palcos, agua a los hinchas, y la ausencia del responsable máximo. Los nombres están claros y no hace falta repetirlos mucho: quienes armaron esto y quienes se prestaron al juego, cobrando sin aportar, son parte del mismo problema.

En la cancha, lo de siempre: posesión ingenua, centros al vacío, cambios que no explican nada. Se acumuló gente arriba “a ver qué pasa” y no pasó nada. Cuando tu plan ofensivo es lanzar pelotas al medio esperando que alguien resuelva por inspiración, estás renunciando al fútbol. Encima, decisiones individuales que retratan el estado anímico del plantel: el penal de Martín Távara —más gesto de autosuficiencia que acción para ganar el partido— simboliza un vestuario que confunde protagonismo con utilidad. No se trata de señalar “malos” o “buenos”: se trata de aceptar que hoy varias presencias no suman y que el ciclo de varios terminó.

También llegó el momento de sincerarnos con el banquillo. Si alguna vez se pensó que Paulo Autuori había agarrado la mano al equipo, hace rato la soltó, en el peor de los casos, o la perdió, en el mejor. Los últimos cinco o seis partidos no responden a ningún modelo lógico. Se juega a lo que salga, y sale esto. Seguir así es irresponsable con la institución.

Probablemente esto que hemos visto hoy alcance para quedar cuartos y “sumar” dos episodios más a un año cuyos resultados ya están escritos. Es llegar a jugar los playoffs sin armas, sin forma ni fondo. Y eso también retrata la temporada: mal planificada, mal ejecutada, mal conducida.

Hoy duele porque refleja exactamente una realidad que nuestra camiseta no merece. Mañana habrá que empezar a desmontar esta farsa y reconstruir de verdad. Queda una certeza entre tanto ruido: somos nosotros quienes nos quedamos. Pasarán dirigentes, ejecutivos y técnicos; la hinchada es la que recogerá los despojos y volverá a levantar al club. Queda nomás tener memoria y no olvidar los nombres (Joel Raffo, Gustavo Zevallos, Julio César Uribe) de quienes llevaron a Cristal a perder no solo partidos, sino identidad, dirección, valores y respeto.

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