Sporting Cristal le ganó 4–1 a Comerciantes Unidos de visita y, por fin, goleo a un equipo desde aquel lejano partido de fiestas patrias contra Sport Huancayo. El partido, que se fue al descanso en un empate a 1 que redondeaba una -hasta ese momento- insatisfactoria presentación rimense, se abrió recién en el segundo tiempo después de la expulsión por una patada artera contra Santiago González. Antes de eso, como te comento, era un duelo igualado en lo insuficiente: poco fútbol nuestro y algunas ganas del local.
Con uno menos, el local no se rearmó jamás: quedó desordenado, regaló espacios y, ahí sí, aparecieron los circuitos rimenses. Cristal encontró amplitud, tocó mejor y liquidó. Hubo dos tantos anulados (el de Leandro Sosa, un golazo, se anuló un una posición adelantada mínima, de centímetros), Maxloren Castro por fin anotó e Irven Ávila marcó un doblete para alcanzar una marca histórica: 140 goles y tercero en la tabla total de artilleros celestes. Más allá de los matices —promedios, épocas—, vale la alegría por un jugador que siempre se partió por la camiseta.
También hubo corrección táctica: con el rival partido, el equipo pasó a línea de cuatro y se sintió más cómodo. Ojo, eso no borra nada: once contra once no fuimos superiores ni resolvimos el rompecabezas que viene atorándonos semanas. La goleada nace de una jugada clave (la roja) y de un rival que defendió mal. Bien por aprovecharlo —tocaba pasarlo por encima—, pero sin engañarnos: no “volvimos a jugar bien” ni mucho menos.
Quedan dos fechas. Con este resultado, Cristal se mete fuerte en la pelea por cerrar el año en playoffs y con boleto a Libertadores; depende de lo que haga Alianza Atlético y de lo que sumemos ante Cienciano. Si otros resultados ayudan, los últimos partidos pueden ser trámite; si no, habrá que cerrarlo en la cancha. En cualquier escenario, la exigencia es la misma: a ver si aunque sea con miras a las definiciones por un subcampeonato que no debería alegrar a nadie, el equipo empieza a jugar bien.
Hoy sirvió para respirar y para celebrar a Irven. Mañana toca trabajar la parte que todavía no aparece cuando el rival te niega espacios. Es claro que la historia de Sporting Cristal no se escribe con excusas, sino con fútbol.